31 Horas


     Eso es exactamente lo que tardé desde que arrancó mi tren en Sevilla hasta que pisé tierra nippona, 31 horitas. Todo tiene su explicación y en parte se resume en dos frases: Huelva está tan bien comunicada como el país de "Nunca Jamás" y Japón está "a la vuelta del globo". En fin, también puede ser que mi obsesión por perder aviones hiciera pusiera algo de su parte. Dividiré el viaje por partes. Al lío:

- Hasta el aeropuerto: El primer avión me salía desde Madrid  las 7 de la mañana del domingo. Como hay que estar dos horas antes, mínimo, pues preferí llegar al inicio de la noche y esperar allí. Tren Sevilla-Madrid y espera en el aeopuerto. La verdad es que hasta coger el avión todo fue curioso. Primero, al salir del tren, con mis dos maletones que casi sumaban mi peso y mi mochila, una señora mayor decidió acompañarme hasta coger mi taxi y contarme su interesante vida que comenzó naciendo en California, luego su posterior traslado a Madrid y sus constantes viajes en avión... Luego el taxista me contó las políticas económicas de Madrid de los últimos 10 años, me ayudó a coger un carrito en el aeropuerto y me colocó en él las maletas (Sí, me sorprendió, es que estoy acostumbrada a otro tipo de taxista supongo... ¬ ¬). 


- La espera en el aeropuerto... no sé si habéis escuchado alguna vez la expresión "creepy" en inglés... es que creo que lo describe perfectamente, algo así como escalofriante. Al llegar había aún muy poca gente y se habían dedicado a la colonización de bancos. Por suerte había uno libre, desde el que además se veía a los de seguridad y estaba al lado la zona de la facturación de mi compañía aérea, Lufthansa. Así que me adueñé de él. Una hora o así después empezó a llegar gente (al final estaríamos unos 30-40). 

La verdad es que las 4 horas de espera no fueron para tanto gracias a mi familia que no dejaban de hablarme por whatsapp, a la radio y a veces a Minecraft. ¿Y la parte creepy? Pues todo empezó a partir de las 2 de la mañana o así... Los pobres poco afortunados sin asiento vagaban sin rumbo por la terminal. Los veía pasar una y otra vez con las maletas para arriba y para abajo... me daban pena, hasta que empezaron a mirarme de una manera sospechosa, algo como:y pasaron a darme algo de miedillo. Creo que si hubieran pasado muchas más horas podría hasta haber sacado dinero por el banco jeje en fin... 

- Primer avión: Ya facturadas las maletas y en el avión, me quedé dormida después del despegue. A mitad de viaje una adorable señora muy muy mayor inglesa sentada a mi lado me despertó porque nos daban el desayuno, ese estupendo desayuno de tortilla de patatas con pimientos y tomate fritos de acompañamiento, zumito de naranja y pan con mermelada... un momento...¿dónde estoy? ¿qué hora es? ¿quién es la señora adorable? ¿por qué ponen tortilla de patatas de desayuno? ¿por qué alguien cree que el pan con mermelada y los pimientos fritos hacen una buena combinación? ¿habré cambiado de dimensión? ¿qué sentido tiene la vida?... jajaja ;P

- Munich: Después de esta crisis existencial, llegué a Munich. Allí esperé otras 5 horas, en las que conocí a una simpática chica argentina que quería ser actriz, pintaba cuadros, estaba haciendo un tour por Europa e iba a ver a un amigo a Bruselas por el que creía sentir algo más que amistad... lo que la gente desconocida sin nombre puede llegar a contarte en una hora de relación jajaja. 


  
La primera foto es una "patrulla" de Ford Fusion que me encontré al llegar, si es que mi coche está en todos lados jeje y la segunda se la dedico a Vânia y a Maury, una tienda de bolígrafos y plumas Montblanc del aeropuerto.

- Segundo avión: La última parte de mi viaje fue mucho mejor de lo que me esperaba. La verdad, no esperaba yo mucho de 11 horas dentro de un avión, pero fue toda una sorpresa. Debo aclarar que estaba en la clase económica, nada de extras especiales. En los respaldos de cada asiento había una pantalla táctil, una por pasajero, nos estaban esperando también una manta, una almohada y unos auriculares. Hasta aquí ya me creía bastante sorprendida hasta que toqué la pantalla táctil. En ella había un menú en el que podías elegir entre entretenimiento, música relajante, entretenimiento para niños y seguimiento del vuelo. El mejor sin duda era el primero, a elegir: Deportes, noticias, películas, documentales y series. Por ejemplo, había como unas 30 películas con el audio en 8 idiomas a elegir cada una y algunos de los títulos eran Django o El Hobbit, estrenadas en cines hace tres meses escasos. Por lo que yo estaba estupendamente. Nos pasaron a mitad de camino un cuestionario de esos famosos y absurdos que teníamos que rellenar y entregar al entrar, tipo "¿Has estado alguna vez en la cárcel? ¿Has matado alguna a alguien? ¿Eres terrorista?"... Entre el sueño, las pelis y que la comida no estaba tan mal se me pasaron las 11 horas en nada. 

- ¡Llegada! Al llegar, mis maletas salieron casi en cuanto llegué a recogerlas. Me hicieron pasar por la zona de inmigración (yo con mi visado no tenía miedo, menos mal...) y por una zona en la que te recogían el papel relleno en el avión y decidían si te hacían o no abrir la maleta (Por cierto que me salvé, me preguntó cosillas y al decirle que iba a la universidad a trabajar le pareció algo muy bueno, me sonrió y me deseó buena suerte... jeje menos mal, a nadie le gusta que le abran la maleta). Al salir de esa zona, allí estaba mi profesor esperando, tenía algo de miedo de no reconocerlo, pero al final fue fácil aunque no tenía cartelito (ooooohhhh jeje). Bueno sí que tenía, pero no lo llegó a usar, luego me lo enseñó y tenía hasta una bandera de España dibujada a un lado por su hija (jajaja qué cosas...). 

- Llegada a mi futura y temporal vida: Así que finalmente estaba en Tokio. Me monté en un tren y en un coche conducido por un simpático hombre cual nombre significa Dragón O.o y desde ese momento empecé a ser "Patoricia" y lo seré hasta yo creo que el final de mi estancia. Conocí a una chica en el laboratorio, Kyoko, vi mi futuro lugar de trabajo, pagué mi estancia con tarjeta y me quedé en mi habitación para intentar descansar y colocar mis cosas. Uff por fin había llegado, que aventurilla más curiosa, aunque yo creo que lo mejor es que todo sólo acababa de empezar ;).

     Todo empezó con esta imagen, como la otra vez:
¿Cómo acabará? jajajaja
¡Ah! y no, no me comí la tortilla con tomate y pimientos fritos :P

No hay comentarios:

Publicar un comentario